Música

“Purpose”, una historia de conversión

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(Leído en el encuentro Pensando Purpose del 28 de abril)

Dieciséis siglos atrás, San Agustín de Hipona se preguntó en sus Confesiones por qué una persona se alegra más por las cosas encontradas o recuperadas que por las que ha tenido siempre consigo. Entonces considera que “el general triunfa cuando ha vencido, y no vence si no pelea” (132). O sea que no hay héroes en tiempos de paz. Ese libro, las Confesiones de San Agustín, narra la pelea y el triunfo de un pecador que aprendió a amar a Dios. El disco Purpose, de Justin Bieber, nos alegra por algo parecido. Justin Bieber estaba perdido, peleó y se encontró, según dice al principio de The Movement, la versión audiovisual del disco:

“Las cosas se pusieron malas porque anduve muy metido en mí. […] Sentí que había perdido mi propósito por un momento, y ahora siento que he encontrado mi propósito y solo quiero entregar esa esperanza a la gente. […] Si Justin pudo, yo también puedo” (The Movement, 0:07).

Justin fue muy astuto: tomó lo malo que le estaba pasando, los excesos y problemas con la ley que todos vimos por las noticias, y lo convirtió en una historia de superación. El primer video del disco, “Mark my words”, muestra a Justin Bieber cantando de pie sobre un piano en medio del desierto. En el suelo hay papeles arrugados que parecen partituras descartadas. El video de la última canción, de la cual voy a hablarles, tiene a Justin en el mismo desierto, pero ya no sobre el piano, sino a su lado, en el suelo. Esto no simboliza una caída, sino un triunfo de la modestia sobre el orgullo. Justin canta rodeado de mujeres que lo persiguen retorciéndose coreográficamente, representando “la tentación y el mal que lo seguían”, según el comentario con más likes en el video de YouTube. 1195 likes. Si eso es verdad, al final del video Justin alcanza la alegría aludida por San Agustín, pues vence a la tentación y el mal, quedándose completamente solo, soltando un puñado de arena al viento. Empezó arriba del piano y terminó en el suelo, caminando sobre sus propios pies.

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Primer y último plano en las canciones de The Movement.

Ahora vamos a la primera estrofa de la canción:
Feeling like I’m breathing my last breath
Feeling like I’m walking my last steps
Look at all of these tears I’ve wept
Look at all the promises that I’ve kept

Traducida:
Siento que respiro última vez
Siento que ya no andan más mis pies
Mira estas lágrimas que derramé
Todas las promesas que guardé

Está dando los últimos pasos de un viaje que lo ha dejado sin aliento, que lo ha hecho llorar y hacer promesas. Como saben las believers, Justin lleva tatuado en la espalda un versículo del salmo 119. En otro salmo, el 146, se dice en inglés: “When they breathe their last breath, they return to the ground” (Sal 146, 4). Cuando respiran por última vez, vuelven al suelo. Tenemos la misma expresión al principio de “Purpose”, “breathing my last breath”, que literalmente sería “respirar el último suspiro”, y está la idea de que alguien, al hacer esa última respiración, vuelve al suelo. Es como el inicio y el final de The Movement, Justin Bieber canta la primera canción arriba de un piano y, al final, habiendo exhalado todas sus canciones, llega al suelo del desierto.

La idea del salmo es que no hay que confiar en los humanos porque van a terminar muertos y sin aire en el suelo. “Ese mismo día se acaban sus planes. Feliz quien se apoya en el Dios de Jacob” (Sal 146, 4-5). Parte de la religión de Justin Bieber consiste en eso, en observar a los humanos y elegir a Dios. En una entrevista del 2015, dijo:

“La gente no me está dando lo que necesito, […] pero cuando me siento en mi pieza, cuando estoy solo y puedo decir: ‘Dios, ¿estás ahí?’ Siento esta conexión con algo que es un ser superior, que imagino como un ser perfecto. Eso da una tranquilidad a mi alma que no puedo describir” (Zach Sang, 2:49).

Como el salmo, Justin Bieber compara lo que le entregan las personas, que no parece ser gran cosa, con lo que le da Dios, un ser perfecto, superior, que no da últimos suspiros ni se viene al suelo por morirse.

Por todo lo anterior, Justin canta a continuación que deja todo en las manos del tú a quien dirige la canción, que yo voy a asumir que es Dios. Le ofrece su alma, lo deja entrar y le dice: no eres difícil de alcanzar. Claro, ya vimos que lo encuentra siempre en su pieza. Si está solo, alcanza a Dios.

La segunda estrofa es muy parecida a la primera. Dice que su viaje está llegando al final, que se está despidiendo de sus amigos para tener una paz interior y hace algo que ustedes ya le conocen: “Pido que me perdones por mis pecados [forgive me for my sins], ¿podrías hacerlo? Estoy más que agradecido por el tiempo que pasamos, mi espíritu está aliviado”. Este alivio al final del viaje tiene un sentido religioso con el desierto del video. Para Jesús y los judíos, según José Antonio Pagola, el desierto es el lugar “al que hay que volver en épocas de crisis para comenzar de nuevo la historia rota por la infidelidad a Dios. […] Se puede escuchar a Dios en el silencio y la soledad” (Jesús, aproximación histórica, cap. 3). Eso hace Justin al haber vencido las tentaciones y el mal que lo seguían: escucha a Dios.

Ahora vamos al centro de la canción y, quizás, del disco. En el coro, Justin agradece la bendición de haber recibido el mejor regalo que puede haber: el “purpose” de cada día, una especie de meta, razón de existir, un propósito, aunque no lo explica mucho. Creo que nada. Personalmente, creo con Wittgenstein que el propósito de la vida sí existe, pero que es inexpresable en palabras. Las cosas tienen sentido cuando las estamos haciendo, aunque no podamos decir por qué. Justin Bieber no dice nada de esto, pero permite intuirlo.

Dijimos que rezar en la pieza le da a Justin una tranquilidad en su alma “que no puede describir”. Es lo que parece pasarle al final de la canción, cuando habla en una especie de nota de voz por 40 segundos. Les leo un fragmento traducido:

“Sabes que estás tratando de ser lo mejor que puedes ser, pero eso es todo lo que puedes hacer. Si no das todo lo que tienes, solo estás engañándote. Entrega todo lo que tienes pero si termina sucediendo, terminará sucediendo”.

No sé qué pensarán ustedes, pero yo creo que no está diciendo nada. ¿Todo lo que puedes hacer es ser lo mejor que puedes ser? ¿Si termina sucediendo, terminará sucediendo? Parece un conjunto de sinsentidos al final de una canción que agradece haber encontrado el sentido. ¿Cómo puede ser eso? Justo por esto, yo le creo a Justin Bieber cuando dice que encontró el “purpose”. Aquí demuestra ser incapaz de expresarlo, tal como le pasaba al describir la tranquilidad de rezar. Me parece brillante la idea de terminar el disco de esta manera, fracasando en el intento de comunicar su experiencia mística. Es lo que hace Dante al final de la Divina Comedia, donde dice haber visto a Dios, pero no puede explicar lo que vio. Tiene la emoción, pero no las palabras que la expresen.

Justin Bieber no dice tener problemas para expresar su “purpose”, pero en el video se ven los papeles arrugados en el suelo. Esas partituras descartadas muestran que Justin pedía, como Dante, a Dios: “haz que mi lengua sea tan potente que pueda dejar a lo menos un destello de tu gloria” (Alighieri, 528). Supongo que a eso se refiere Justin cuando dice: “sabes que estás tratando de ser lo mejor que puedes ser”. Hace todo lo posible por comunicarnos la esperanza de tener un “purpose”. Que falle, me hace creer en su verdad.

Y así termina el disco, con un Justin Bieber iluminado, pero incapaz de iluminarnos sin que vivamos una batalla como la que él vivió. Supera las tentaciones y el mal llegando al final de un largo camino y se encuentra solo ante Dios, lo más perfecto que hay, y recibe de él un propósito incomunicable, pero esperanzador. “Si Justin pudo, yo también puedo”. En el disco no se escucha la urgencia de buscar ese propósito, el poco tiempo que tenemos para encontrarlo, pero se ve en el video. Justin se agacha, toma un puñado de arena y la deja caer lentamente al suelo, recordándonos que somos polvo y al polvo volveremos (Gn 3, 19).

Empecé hablando de San Agustín y terminé con Dante, dos autores que escribieron, aproximadamente, al inicio y al final de la Edad Media. Los dos narraron en primera persona la historia de su extravío y encuentro con la fe cristiana. Varios siglos después, la prensa moderna nos informó de los extravíos de Justin Bieber. “Purpose”, la canción y el disco, le dieron una narrativa medieval a esos hechos, ofreciéndonos la historia de un converso, de alguien que estaba perdido y se encontró con la ayuda de Dios. Justin Bieber, el artista que graba músicas futuristas con Skrillex, que invierte en tecnología, que maneja un jet privado, que controla las redes sociales, sostiene su éxito moderno sobre un relato religioso, cristiano y medieval.

Bibliografía
Agustín. Confesiones. Trad. Monserrat Oromí. Barcelona: Edicomunicación, 2001.
Alighieri, Dante. Divina Comedia. Ed. Ángel Chiclana. Madrid: Austral, 2003.
Biblia de Jerusalén. Bilbao: Desclée De Brouwer, 2009.
Bieber, Justin. “Purpose”, Purpose, Def Jam Recordings, 2015, Spotify.
JustinBieberVEVO. “Justin Bieber – PURPOSE : The Movement”. Video online. YouTube, 23 de noviembre 2015. Web. 28 de abril 2017.
Pagola, José Antonio. Jesús. Aproximación histórica. Madrid: PPC, 2013.
Zach Sang. “Justin Bieber on Religion”. Video online. YouTube, 17 de octubre 2015. Web. 28 de abril 2017.

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